Busca. Corre. Vive.
El mundo late con tus pasos.
Eouga escucha tu silencio.
Busca. Corre. Vive.
Eouga protegerá tu sendero,
La sombra no te alcanzará.
Busca. Corre. Vive.
El viento recorrera los campos.
El viento será tu sendero.
Busca. Corre. Vive.
El canto de las amélidas te llamará,
Su morada te recibirá.
Busca. Corre. Vive.
Siente el fuego, siente el agua
La tierra alimentará tu alma.
Busca. Corre. Vive.
Eouga guiará tu camino,
Ningún mal se allegará a ti.
Busca. Corre. Vive.
Mira el mundo, siéntelo en tí.
La música de los pacoyi al alba,
El rugido de los moltros al anochecer.
Las caricias de los priyofs a sus crías,
El lento paso de los tortugrots.
La esplendorosa figura del ave gran,
La misteriosa aureola del Protector.
Busca. Corre. Vive.
Conoce el mundo dentro de tí.
Busca. Corre. Vive.
Eouga no te olvidará,
Nunca.
El canto es extraído de un rito de los Kogna, que es una de las dos tribus que habitan el archipielago de Foltos.
Eouga es la deidad encargada de proteger a el pueblo. Es la más venerada hacia la Edad de las Ruinas. Representa el bien y la familia, y protege a los viajeros. Se encarna en el ave pacoyi, que es un pequeño pájaro blanco que generalmente canta a la madrugada, y cuyo sonido es símbolo de buena suerte.
El rito del que se habla es uno que hacen los exploradores la noche antes de partir. Beben una extraña bebida cuyo nombre los extranjeros no pueden saber, que representa las lágrimas de Eouga en la Guerra que separó a las tribus. Con eso se encomiendan al dios.
Las lágrimas para los kogna son sagradas: para ellos se desprenden del alma misma. La importancia radica en que el alma tiene dos caras, la luminosa y la sombría. Las lágrimas provienen de la cara luminosa, ya que la sensación de tristeza sólo puede sentirla un hombre bueno frente al mal.
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