Gregorio Muslard empieza su día con dolor.
Hace años que es viudo, de ella sólo le queda un jarrón.
Compra el pan y alimenta a las palomas.
Mírenlo tratar de llamar su atención.
Gregorio Muslard, se agacha despacio sostenido por su bastón.
Rasca la tierra y saca las malezas de sus flores.
Hace mucho que nadie le ayuda a hacerlo.
Sólo y despreciado,
Ni sus hijos lo quieren.
Él lo intentó.
Pide perdón, pero ya nadie le cree.
Sólo quisiera un segundo para decir
Que él lo intentó.
Gregorio Muslard, ahora vive en un asilo.
Nunca fue su elección.
Los días se pasan, la pared es la misma.
Postrado en la cama, ve a la gente ocupada pasar tras la ventana.
El teléfono nunca sonó.
Gregorio Muslard, murió sin que nadie le respondiera.
El encargado se pregunta si alguien vendrá.
"Parece que no".
Cierra la tapa, ya pronto lo enterrarán.
Gregorio Muslard, ¿quién lo va a recordar?
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