jueves, 5 de noviembre de 2020

Canto a Eouga (extraído de los anales de una era perdida)

Busca. Corre. Vive.
El mundo late con tus pasos.
Eouga escucha tu silencio.
Busca. Corre. Vive.
Eouga protegerá tu sendero,
La sombra no te alcanzará.

Busca. Corre. Vive.
El viento recorrera los campos.
El viento será tu sendero.
Busca. Corre. Vive.
El canto de las amélidas te llamará,
Su morada te recibirá.

Busca. Corre. Vive.
Siente el fuego, siente el agua
La tierra alimentará tu alma.
Busca. Corre. Vive.
Eouga guiará tu camino,
Ningún mal se allegará a ti.

Busca. Corre. Vive.
Mira el mundo, siéntelo en tí.
La música de los pacoyi al alba,
El rugido de los moltros al anochecer.
Las caricias de los priyofs a sus crías,
El lento paso de los tortugrots.
La esplendorosa figura del ave gran,
La misteriosa aureola del Protector.

Busca. Corre. Vive.
Conoce el mundo dentro de tí.
Busca. Corre. Vive.
Eouga no te olvidará,
Nunca.



El canto es extraído de un rito de los Kogna, que es una de las dos tribus que habitan el archipielago de Foltos.
Eouga es la deidad encargada de proteger a el pueblo. Es la más venerada hacia la Edad de las Ruinas. Representa el bien y la familia, y protege a los viajeros. Se encarna en el ave pacoyi, que es un pequeño pájaro blanco que generalmente canta a la madrugada, y cuyo sonido es símbolo de buena suerte.
El rito del que se habla es uno que hacen los exploradores la noche antes de partir. Beben una extraña bebida cuyo nombre los extranjeros no pueden saber, que representa las lágrimas de Eouga en la Guerra que separó a las tribus. Con eso se encomiendan al dios.
Las lágrimas para los kogna son sagradas: para ellos se desprenden del alma misma. La importancia radica en que el alma tiene dos caras, la luminosa y la sombría. Las lágrimas provienen de la cara luminosa, ya que la sensación de tristeza sólo puede sentirla un hombre bueno frente al mal.



Tawantisuyu

Montañas azules que se alzan hacia el cielo,
Cumbres nevadas que se funden con el blanco de las nubes.
El vuelo del gran cóndor, que circula por las avenidas de la gran extensión celeste
Mientras los pueblos honran a la Madre Tierra con su trabajo.
En las paredes de piedra,
En los lagos del altiplano,
En los hermosos Andes.
Bajan hacia el glorioso Tawantisuyu,
El gran imperio del inca,
Donde el maíz dorado ilumina los caminos que unen la tierra.

Parte cada alma hacia Cuzco,
La ciudad de los reyes,
Con la protección de los dioses.
Caminan por la tierra que todo lo da.
La sienten bajo sus pies,
Respira con cada ser vivo.

Cantan los chamanes en lenguas extrañas,
Cantan las gentes de los aiyu cada mañana.
En el glorioso Tawantisuyu,
El gran imperio del inca.

Machu Pichu. Fotografía de Martín Chambi.


domingo, 1 de noviembre de 2020

[Reflexión] Sobre el blog y su futuro

Hace poco más de un mes decidí, entusiasmado, retomar la actividad creativa y darle vida a este blog.

Admito que soy una persona inconstante. Mis energías y mi tiempo suelen concentrarse en un objetivo durante un largo período de tiempo, hasta que el cansancio me juega en contra y termino desistiendo lentamente, como un preludio silencioso antes del cese. Es así. Llevo 25 años de mi vida, y desde que las responsabilidades mismas de la adultez llegaron, muchas veces terminé actuando de esa manera. Aclaro, no me considero irresponsable. Pero suele ocurrir que me termino rindiendo sobre algunas actividades ante la saturación. Este año, tal vez por el contexto que estamos viviendo, de alguna manera u otra muchas de mis actividades han terminado siendo olvidadas por un tiempo. 

Al menos eso es lo que ha ocurrido siempre. Sin embargo, querido/a lector/a, mis intenciones al respecto han cambiado.

Este blog me ha servido como un ancla para el desarrollo creativo de nuevas obras, muchas de ellas pequeñas, pero que me han desafiado a innovar en mis formas y estilos. Cada pequeño poema o cuento se encuentra etiquetado con su año de creación. Y este 2020 pude, en poco más de un mes, escribir tres pequeños cuentos. Eso, admito, es algo que nunca me había pasado. Los finales suelen aterrorizarme, y encarar el final de una historia siempre me desmotiva. Sin embargo, al permitirme jugar con las palabras, con las emociones, los miedos y los paisaje resultantes, pude hacerlo. Un pequeño (gran) logro para un escritor frustrado.

Sea como fuera, y pese a la lastimosa inconstancia (el peso de una actitud que quiero cambiar), es mi deseo que este sea un espacio donde usted pueda encontrar algo. ¿Y qué es ese algo? No sé. Tal vez algo que llame a la reflexión, al sentir o al recordar. O tal vez una palabra, una oración o un texto del cual se pueda apropiar. Puede que pretenda demasiado, y sólo consiga visitas desinteresadas, que en un momento de aburrimiento entren a un link a ver qué hay dentro. La verdad, esas cosas escapan de mi control. 

Pero no deja de ser emocionante.

Espero que, si leíste esto, si llegaste hasta este punto, puedas volver algún día a este blog. Y que siempre puedas llevarte algo de él. Después de todo, ese siempre es el deseo de todo escritor, por más errático que sea.